Con la llegada del frio los calefactores y estufas eléctricas son nuestras aliadas para calentar estancias de manera rápida. A todos nos gusta pegarnos un baño con la estancia calentita.

Como ya os podéis imaginar no se trata de la opción más económica actualmente, pero es una de las más usadas por su rapidez y su calor confortable. Otro punto a favor de esta modalidad es que no se necesita una gran inversión inicial, por lo que puedes equiparte por poco dinero.

Otra de las ventajas es que no ensucian ni generan gases tóxicos lo que las hace una compañera ideal para pequeñas estancias.

Calefactores: Tienen una resistencia y cuando esta se calienta sube la temperatura del aire que entra en ella.

Destacamos estos tipos principales:

1. Termoventilador o calefactor. Son las que tienen un ventilador interno que expulsan el aire caliente hacia afuera.
2. Turboconector. El aire pasa por la resistencia y sale de forma natural, sin impulso extra.
3. Emisores térmicos: Es un tipo de estufa eléctrica que transforma la energía de la red eléctrica en calor, usando diferentes tecnologías internas y trabajando con varios fluidos o materiales, que les dotan de diferentes propiedades que los hacen más o menos adecuados para cada aplicación particular.
4. De Aceite: A diferencia de las estufas estándar que utilizan agua, éstos vienen llenos de aceite que se calienta con electricidad, y les permite mantener el calor durante más tiempo (hasta 45 minutos después de apagarse) lo que aumenta su eficacia. Aunque tardan en calentarse son una alternativa presente para calentar nuestras casas.
5. Halógenas: Funcionan con un filamento de metal enroscado dentro de un tubo de vidrio que contiene gas halógeno. La electricidad calienta el filamento (wolframio) que reacciona con el gas y genera calor. Ese calor se transmite por radiación y no por convección, gracias a lo que consigue una mayor eficiencia a la hora de calentar los pies y la altura media de nuestro cuerpo y pierde eficacia en las partes altas.
6. De Mica: El mineral que se emplea se llama mica y para distribuir el calor junto con el aluminio, son una solución estupenda para calentar pequeñas y medianas estancias siendo más eficiente que el de aceite.

Como ya decíamos arriba uno de los puntos esenciales es que para medir el consumo está unido al número de horas que esté encendida. A mayor número de horas, mayor será la energía consumida y el precio se disparará considerablemente. Debes pensar bien este punto.

También es importante tener en cuenta el tamaño de la estancia de tu hogar que quieres calentar. Este factor es muy importante, ya que de ellos depende en parte el consumo de la estufa eléctrica.

El uso de la estufa eléctrica es totalmente recomendado, dado que se trata de un tipo de calefacción rápido y limpio que no necesita apenas mantenimiento. 

Recuerda que el funcionamiento es sencillo. A menudo con una sola conexión y un botón, podrás obtener el calor que necesitas en una estancia rápidamente. La temperatura ideal se encuentra entre los 20 y 22 grados, por lo que debes ser responsable a la hora de usar estos aparatos ya que su uso continuado puede causar gastar demasiado. 

Evidentemente no todas las estufas eléctricas consumen lo mismo. Si tu idea es  hacerte con una que consuma poco, asegúrate de que sí sea una estufa eléctrica de bajo consumo.

Es sencillo saberlo echando un ojo a su certificación energética, y ver reflejado que es del tipo ‘A’. 

Es importante que la estufa eléctrica de bajo consumo cuente con termostato para saber la temperatura a la que estás caldeando tu estancia y además de esta manera regulas el consumo también. 

Una estufa eléctrica bajo consumo, en función del modelo, cuesta lo mismo que una estufa eléctrica tradicional. Los modelos más económicos puedes encontrarlos a partir de unos 20 euros.

Si buscas algo más potente o con más prestaciones, tendrás que pagar un poco más.